Después de la tormenta biene la calma, y después de la calma que?

El Covid 19 nos puso a todos en su sitio y a la vez nos descolocó, nos arrebató lo esencial, el contacto, los besos, los abrazos, penetró en nuestras vidas como un gusano que absorbe poco a poco nuestras fuerzas, la vida, los sueños, la esperanza…nos dejó a todos nocaut.

De alguna manera ingenua me dejé arrastrar por la desidia, como si al congelarse el mundo todo se hubiera congelado, incluso la enfermedad de Chloe, decidí creer que el monstruo permanecía dormido.

Viendo los animales recuperar sus espacios deambulando por las calles, los campos reflorecer con colores olvidados, las dunas poblarse nuevamente, imaginé que alguna justicia universal nos estaba penalizando a la vez que nos ofrecía una nueva oportunidad, el sacrificio era INMENSO, perderíamos a muchos seres queridos en el camino, irremplazables, únicos, héroes anónimos sacrificados por un mundo mejor, indecoroso destino para ellos, cruel, brutal, infame…un camino tiránico para quienes nos quedamos solo mirándolos, aterrados…

He pecado muchas veces de ser demasiado optimista, naïve rozando lo ingenuo, ciega tal vez? Un poco tonta?

Durante todo este tiempo Chloe sufrió, como todos, pero solo como ella a su manera, al igual que cada uno de nosotros dejé guardados sus sueños en un cajón cerrado a cal y canto, y ahora no soy capaz de encontrar la llave.

Su enfermedad no sabe nada del Covid, no se detiene ante la adversidad, solo nos queda esperar a que pase la ola debajo del agua para que no nos golpee, la bestia avanza como siempre impune, maldita bastarda ahora campa a sus anchas.

Por respeto a los enfermos, a los que se han ido y a los que han quedado, al dolor general, nacional, mundial, he decido aparcar la campaña para buscar su tratamiento, he tirado la toalla.

Confieso, es verdad, me he dejado arrastrar por el torrente de la derrota, tanto dolor, tanta pena, me resulta muy difícil pelear mi propia batalla.

Aún así durante los últimos meses he contactado hospitales, centros de investigación, médicos de distintos países, modestamente y a paso lento he intentado no detener completamente la maquinaria, pero es tan difícil! tan complicado cuando el sufrimiento ajeno te acaricia como el viento, sin que puedas escapar de su talento.

Pero a pesar de cerrar los ojos y esconder mi cabeza debajo de la almohada para intentar no mirar, esto no evita su sufrimiento, Chloe tiene dolores en casi todo el cuerpo, han vuelto las crisis nocturnas o terrores o epilepsia, quien lo sabe? El caso es que se despierta, corre, grita, llora, las medicinas que le mejoran esas horas de sueño le empeoran las otras, siempre la balanza, ese maldito equilibrio que se mantiene tanto como una hoja en el desierto, su estabilidad dura apenas momentos…hemos ido hacía atrás y ya no se como avanzar.

Me pregunto dónde está la salida? Existe realmente esa puerta?

Dejará el maldito Covid 19 espacio a la ciencia para que también pueda dedicar recursos a los niños que sufren enfermedades tan raras como esta? Quedará algo de aliento para ellos?

Tengo derecho a esperarlo o debo asumirlo como una perdida a plazos, como el sacrificio de aquellas madres que entregaban sus hijos a los dioses Aztecas?

Tal vez estoy dando vueltas en un laberinto y nada de esto tenga sentido, tal vez Chloe no sea más que uno de esos niños que ya se han dado por perdidos, uno más de los daños colaterales de nuestra era.