Así veremos el mundo mañana, como un ser diminuto y frágil que se enfrenta a su futuro, sutil, ligero, tierno, y le extenderemos nuestros brazos aunque estemos rotos, dispuestos a sostenerlo, abrazarlo, cuidarlo. No, no nos han castigado, nos han regalado un mañana que no teníamos una oportunidad perdida que ahora aflora como el fruto de un árbol, siempre delicado,…
