No tengo palabras, como si todas ellas se hubieran escapado del confinamiento y me hubieran dejado aquí sola condenándome también al silencio.

No tengo palabras, sentimientos a montones, todos liados, enredados, confundidos, perdidos, inexplicablemente alterados, como si en mi cuerpo ahora habitaran cien personas trastornadas, todas y cada una de ellas mezcladas…pero y las palabras?

Algunos momentos me encuentro, en este silencio, recordando lo simple, lo cotidiano, aquello tal vez más añorado…paseos por la playa, reuniones con amigos, oigo las risas, los llantos, escucho la gente, un corrido lloroso lejano, el ruido de las copas chocándose con el rumor de esas historias que alguno está contando…pero aún así y aunque lo intento, no encuentro las palabras.

Como si de un idioma lejano se tratara, como si una lengua extraña me domara, intento explicar, replicar, hablar, intento expresar, pero me choco una y otra vez con el silencio enmarañado que sin quererlo o queriendo me ha atrapado.

Quiero volver al ruido, a escuchar la risa de mis amigos, quiero volver a la confusión de la calle, a la música en vivo, al chirinquito, a una tarde en el parque, sentir la arena pegada en los piés, un rayo de cielo acariciándo tu cara, quiero sentir a los míos cerca, besarlos, tocarlos y abrazarlos y que la acera esté llena, quiero volver al pasado pero tenerlo delante, como si fueran aquellos días que aún no han llegado.