Hoy me desperté pensando en aquella otra vida que no fué, la que nos robó la enfermedad de Chloe, la que le robó a ella, a Kaia y a todos los que la queremos y centramos nuestros esfuerzos en mejorar su calidad de vida y pelear para que tenga una oportunidad.
Chloe hubiera sido sin lugar a dudas una excelente atleta, le encanta trepar! podría haber seguido los pasos de su madre y ser hoy una gran gimnasta, no que yo lo fuera, pero he amado ese deporte tanto que aunque suene muy difícil de creer me emociona, veo saltar a las niñas y niños haciendo esas piruetas imposibles y siento como si el corazón me fuera a estallar, revivo en sus volteretas aquellas sensaciones de cuando era pequeña y competía y esos recuerdos recorren mis venas como un torrente de chocolate, perfumado, dulce y delicioso.
También podría haber sido pianista, tiene talento natural para la música, le gusta muchísimo y canta súper bien, puede repetir los tonos tal como son, no como lo hago yo estropeando las canciones, ella siente la música dentro y la expresa con ternura, tiene un hilo de voz pero colmado de sentimientos, es como un volcán de papel maché, enorme y frágil a la vez.
Yo seguiría trabajando en Hard Rock Café seguramente, no porque no me guste mi trabajo de ahora, pero desde luego nunca hubiera dejado mi puesto de Directora de Marketing junto a Jens, Antonio, David y todo ese fantástico equipo del que tenía tanto que aprender, me encantaba mi trabajo y disfrutaba con él, sentía que estaba creciendo, progresando, tenía un mundo de posibilidades en la puerta abiertas todas para mí, nadie puede imaginar lo duro que fué dejarlo, abandonar mi carrera, aparcarme a sabiendas de que esto significaba de alguna manera enterrarme, lloré mucho, muchísimo, pero tenía una MUY BUENA RAZÓN para hacerlo, salvar a Chloe, la conciencia de saber que estás haciendo lo correcto no te exime del dolor.
Y Kaia, ufff…Kaia…cuantas posibilidades de triunfar hubiera tenido Kaia, aunque intentamos darle oportunidades sabemos que le hemos quitado muchas más, porque Kaia es brillante, es tan inteligente, dulce, tan responsable y capaz que si hubieramos podido darle un poco más de atención seguramente ya estaría destacando en alguna actividad, pero Kaia se ha conformado a duras penas con ese segundo puesto que la vida le adjudicó, se resigna con un halo de tristeza, se resigna porque quiere a su hermana pero a la vez sabe que no es justo, porque no es justo, pero también comprende que el esfuerzo conjunto se centra en Chloe, y que no hay alternativas ni atajos, no hay otra posibilidad, todos aparcados a un ladito para intentar tirara de su carro, empujando juntos para que llegue a alguna parte, para tocar la meta, para vencer esta inmensa batalla que nadie eligió pero en la que estamos inmersos, como hubiera sido la vida de Kaia sin la enfermedad de Chloe!? ojalá un día me perdone.
Las familias de niños que sufren una enfermedad rara saben de lo que hablo, ellos saben lo que significa estacionar tu vida en un rincón viendo como las de los demás avanzan, destinando todos tus recursos económicos, emocionales, personales, profesionales, todo tu tiempo y tus sueños para intentar que tu hija tenga esa posibilidad que la vida le intenta arrancarle…aparcar tus sueños, los propios y los de los demás, sacrificar tus otros hijos para salvar al débil y vivir con la culpa de hacerlo.
No se como hubiera sido nuestra otra vida, solo puedo imaginarla, pero una cosa es cierta, esta es lo mas alejado a un camino de rosas y aunque encontremos momentos de risas, juegos y amor y nos centremos en ellos por aquello del «medio vaso lleno o medio vaso vacío» en el que siempre hago hincapié, soy consciente de que aquella otra vida se nos escapó, pero siento que aunque decaiga, todavía tengo fuerzas para intentar recuperarla.