Anoche Chloe me llamó unos minutos después de que la acostara, siempre lo hace con cualquier excusa para alargar el día, los niños son los únicos que nunca quieren dormir, como si al hacerlo se perdieran una parte importante del partido.
Cuando entré en su cuarto reía con la mano alzada, su manito estaba completamente agarrotada, como su cogiera con fuerza una pelota invisible, sus deditos finos doblados con impetu ignoraban sus deseos.
-“Mira mamá, los hace la mano sola, mira que hace, se ha quedado asi!” – repetía sorpendida y nerviosa, riendo pero a la vez asustada, o dudando si estarlo o no, era la manito izquierda, la primera que mostró síntomas de la enfermedad.
-“No pasa nada Chloe!” – le repetí, forzando aquella sonrisa inventada que ya me acostumbré a fabricar cuando la mueca de la mía, la verdadera, se desvanece – “esto es por tu super poderes, ya sabés, los niños con super poderes pueden hacer estas cosas raras” – y entonces me miró calmada.
Sonreímos juntas y mientras le acariciaba el pelo me puse a pensar en todos aquellos super poderes que la hacen tan especial.
Chloe sabe perdonar, sabe olvidar el dolor y seguir adelante sin mirar atrás, sabe evitar la rabia de los otros, esquivar sus insultos, los desprecios, sabe querer como nunca nadie quiso ni lo hará jamás.
Chlo es sincera y divertida, también puede ver cosas muy chiquititas entre plantas muy tupidas, encuentra mariquitas, orugas, arañas como nadie! y es un poco artista porque hace dibujos llenos de colores que emocionan, sobre todo le encanta el abstracto… pero también escribe cuentos de aventuras increíbles, y cualquier cosa que hace por mas insignificante que sea la hace con amor.
Chloe sabe luchar y nunca nunca se da por vencida, sabe levantarse cada vez que cáe y sabe esperar, pero sobre todo, Chloe sabe soñar.